JUAN DAVID TORO ESPINOZA(QEPD)
Fue llevado al país de la vida. ¿Para qué hacernos preguntas? Su morada, desde ahora, es el Descanso, y su vestido la luz, para siempre.
Dios mío, Señor de la Historia y dueño del ayer y del mañana, en tus manos están las llaves de la vida y la muerte. Sin preguntarnos, lo llevaste contigo a la Morada Santa, y nosotros cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y simplemente te decimos: está bien. Pero no logramos consolarnos por tu pronta muerte.
Se acabó el combate. Ya no habrá para él lágrimas, ni llanto, ni sobresaltos. El sol brillará por siempre sobre su frente, y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras. Señor de la vida y dueño de nuestros destinos, en tus manos depositamos silenciosamente el cuerpo de este: hijo, esposo,padre, trabajador, cristiano; servidor de todos.
Señor, te encomendamos el alma de tu hijo JUAN DAVID y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus patriarcas, ya que por ella bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra.