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LA ORACIÓN DEL PROFESOR

LA ORACIÓN DEL PROFESOR
Dame divino Maestro, un amor sincero por mis alumnos y un profundo respeto por los dones particulares de cada uno.
Ayúdame a ser un profesor fiel y dedicado, con mis ojos puestos en el bien de aquellos a quienes sirvo.
Que imparta el conocimiento humildemente, que escuche con atención, que colabore de buena gana, y busque el bien último de aquellos a los que enseño.
Que esté presto a comprender, lento a condenar, ávido de animar y de perdonar.
Mientras enseño ideas y entreno en competencias, que mi vida y mi integridad abran sus mentes y sus corazones a la verdad.
Que mi cálido interés por cada uno les enseñe el sabor de la vida y la pasión por aprender. Dame la fuerza para admitir mis limitaciones, el coraje para empezar cada día con esperanza, y la paciencia y el humor que necesito para seguir enseñando.
Acepto a cada alumno venido de tus manos. Creo que cada uno de ellos es una persona de valor
Sé que tengo la oportunidad de dar a muchos jóvenes luz y esperanza, un sentido de misión y entrega. Sé que Tú confías en mí y que estás conmigo.

Nota: la fotografía en blanco y negro corresponde parte  dela  generación  1965 de la Normal de Victoria  En colores : profesores rurales de Purén

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